Hace unos años participé en un curso de FreeMind de Condor Blanco, una escuela de la mente positiva. Su misión es apoyar a liberar la mente de los condicionamientos y patrones limitantes. Ellos se movieron de Brasil a Cuba y nosotros viajamos de Camagüey a La Habana para estar tres días desaprendiendo y flotando. Regresamos con las pilas cargadas, con un montón de herramientas, que aún al día de hoy aplicamos, para evitar los pensamientos negativos y “mejorar” la calidad de los mismos, más que la de vida, que finalmente es una proyección.

Seguramente habrán oído que la mente tiene magnetismo y atrae, muchas personas han hablado al respecto. Pero algo que aprendí en FreeMind es que de los miles pensamientos que nos pasan por la mente en un solo día, cerca del 80% son negativos, los percibamos o no.

A eso le sumamos que la mayoría de las veces nos preocupan cosas que aún no han pasado, nos creamos historias completas, incluso a veces me he observado creando diálogos con posibles respuestas y la verdad lo único que debemos hacer es dejar que fluya…No sé lo que es mejor para mi, cómo sabré lo que es mejor para los demás.

Son tantas las veces que no estoy presente en la acción del momento, en los que realizo actividades completas por inercia mientras mi mente viaja y divaga. A veces, por poner un ejemplo, me paro frente al espejo, me empiezo a lavar los dientes y la mente a pensar en lo que debo hacer en el trabajo, en el almuerzo de Lucas, en el cumpleaños de alguien que no he organizado, en todo, menos en el momento santo y presente que estoy viviendo.

¿Cómo evitar los pensamientos negativos?

1. Vaciar la mente durante un minuto. Cuando está corriendo a mil es difícil mantener la calma.
2. Cambiar el foco de los pensamientos. Si pienso que no estoy manejando bien alguna situación, paro y me digo: “OK, tiene que haber otra manera de ver esto”.
3. Agradecer. Cuando me vienen situaciones negativas o de carencia a la mente. Pienso en todas las cosas por las que tengo que agradecer en la vida.
4. Hablar en voz alta (y este es el más loco y gracioso de todos), pero realmente no podemos hacer varias cosas a la misma vez, así que cuando estoy haciendo una acción determinada, la mente empieza a rodar y termino lo que sea por puro milagro, sin darme cuenta prácticamente (como el ejemplo que les ponía de lavarme los dientes), paro y digo: “ahora me estoy cepillando, estoy disfrutando lavar mi cara” y obviamente, ya el focus es mi acción del presente, no tengo espacio para pensar en lo demás.

Es una práctica bien difícil, sobre todo porque nuestros pensamientos son nuestras creaciones y nos gusten o no, están ahí para acompañarnos siempre. Pero si sabemos que la mente atrae, si sabemos que escucha, si somos conscientes de que la llenamos de muchos pensamientos negativos y pesimistas y que además los proyectamos fuera…Carguemos nuestra mente de pensamientos de fe, de coherencia, de gratitud y de amor. El resultado de las emociones será completamente diferente.

Desde el poder y la responsabilidad que cada uno tenemos con nuestro cuerpo y nuestro sentir…¡Hagamos algo!