“Con marzo todo florece, es un mes potente” – me dice mi bruja preferida – y no dudo  que así sea. Supe que este año sería diferente desde que no quise, a sus inicios, pedir deseos. Elegí dejar que el universo me sorprendiera porque ya aprendí que yo no sé lo que es mejor para mí.

A día de hoy, estoy haciendo la entrega de documentación en mi trabajo. Un lugar donde he estado durante 2 años y 3 meses, del cual me llevo todas las enseñanzas posibles. A veces “nos ponemos” en situaciones difíciles, mas cuando te permites sentir y sanas, solo observas con ojos de amor y paz. Mi agradecimiento eterno para Ser Casasandra.

Hoy hablo/escribo desde la certeza pero, pasé meses pensando. Temiendo. Escribiendo pros y contras. Bienestar. Economía. Tiempo en casa. Parálisis profesional. Miedos…Las ganas de controlarlo todo y no dejar que las cosas fluyeran eran la señales que demostraban que aún no estaba lista para dar el paso. Porque yo no sé nada. No decido nada. Y cuando entregué mi carga, cuando pedí que se corrigieran mis pensamientos. Llegó a mí la percepción correcta. Entonces entendí que pensar, sentir y hacer lo mismo siempre será la verdadera COHERENCIA.

Desde mi paz. Que nada tiene que ver con un trabajo, un lugar, un jefe, un esposo, una situación que mejora o empeora. Porque ya entendí que no estamos separados, que todos somos uno y que cuando algo me molesta en los demás, es un conflicto propio que no he resuelto. Así que aquí no hay culpas, ni frustraciones, ni miedos.

He visto a muchas personas mantener relaciones que no quieren ni desean, pero tienen las justificaciones suficientes para quedarse paralizados y no abandonar. Aferrarse es tan suicida como mantener relaciones tóxicas. Creer que el cambio está afuera es el más dormido de los sueños.

Pregúntate hoy:

¿Para qué quiero esto en mi vida?

¿Me siento cómoda?

¿A qué espero?

¿Quiéres estar en este constante papel de víctima?

Sin excusas, sin divagar, sin utilizar frases como: «Sí, yo sé, pero…» Son preguntas que nos hacen responsabilizarnos con nuestros actos. Que provocan desequilibrio. Que llevan a replantearse.

Dicen que el primer paso para manifestar un cambio es el compromiso. Yo elegí el compromiso con mi alma. 

Cuando comencé a decir a algunas personas que terminaría el ciclo en mi trabajo, aparecían muchas voces: «¿Estás segura?, Ahí te va bien, ¿Lo has pensado?, ¿De qué vas a vivir?, El blog es lindo pero no te da dinero, ¿Ya tienes algo visto?, No dejes lo seguro por lo inseguro…»

Y saben por qué sabía que este era el momento…precisamente porque no tenía nada preparado, nada visto, nada asegurado. Pero me sobraba la convicción de que estaba siguiendo a mi instinto y la certeza de que cuando el alma sonríe, ahí es y ahí me quedé. 

Cuando quise compartir con ustedes los últimos acontecimientos de mi vida, la primera idea que tuve para el título fue: ¿Cuánto cuesta perseguir un sueño?

Pero sobre la constancia, la perseverancia, la economía, la comunicación, los términos, las clasificaciones y todos los factores que como emprendedora debo conocer, ya escriben muchas personas valiosas, a los cuales me permito recomendar. 

Sin embargo, mi intención es percibir que solo en silencio y calma hallaré todas las respuestas. Solo si estoy en paz, podré extenderla. No me interesa perseguir el sueño. Yo quiero estar despierta.