En estos días, otra de las cosas que se va haciendo habitual es la de estar al día con las efemérides (me he quedado con esa palabra de toda la vida escolar, no sé si se utiliza en estos casos 😉). Ayer, 23 de abril, se celebró el Día Internacional del Libro, así que desde temprano pensé que sería una buena oportunidad para motivar a Lucas a hacer un dibujo de su libro preferido. Con la esperanza de que dibujara cualquiera de los que leemos cada noche, me respondió que su libro preferido era el de la Paw Patrol (un libro de dibujar). No contenta con la noticia se me ocurrió una variante. ¡Haríamos teatro en casa!

Al principio el continúo viendo sus muñequitos y no hizo caso, pero cuando vio a papá dibujando no se pudo resistir, así que ya teníamos el primer beneficio, él estaba jugando, en compañía de mamá y papá, mientras hacía actividades que ayudan a su desarrollo.

Se sorprenderán de saber la cantidad de beneficios de realizar teatro para niños, razones por las cuales quise compartirlo:

1. Mejora la creatividad con el desarrollo de nuevas historias.
2. Le ayuda a relacionarse.
3. Desarrolla su capacidad de expresión, tanto a nivel verbal como corporal.
4. Estimula su memoria.
5. Mejora su dicción.
6. Le ayuda a desenvolverse en público, aunque solo sean los miembros de la casa.

Ya en la noche, literalmente, armamos el teatro en casa. Primero hice yo la obra, lo confieso: ¡no me pude resistir!, luego Lucas, quien salió detrás de las «cortinas» porque era más cómodo agarrar a todos los personajes delante y por último lo hizo papá, que parece que duerme en otra casa por la versión que hizo del cuento…pero finalmente, fue un momento muy lindo, que sin dudas repetiremos muchas veces.

El público hace silencio. Se abre el telón. Comienza la obra.

«Papá, trae la Luna para mí» (Cuento de Eric Carle)

Una noche antes de que Mónica fuera a la cama, miró por la ventana y vio la Luna. La Luna parecía tan cercana. «Desearía poder jugar con la Luna», pensó Mónica. Pero no importa cuánto tratara de alcanzarla, ella no podía tocarla.

«Papá», dijo Mónica a su padre, «¡Por favor, trae la Luna para mí!»

El Papá consiguió una escalera muy, muy larga. Llevó la escalera, muy larga hacia una montaña muy, muy alta. Entonces, puso la escalera, muy larga, en la cima de la montaña muy alta. Subió y subió y subió.

Finalmente, el Papá llegó a la Luna. «¡A mi hija, Mónica le encantaría jugar contigo, pero eres demasiado grande!» dijo el Papá.

“Todas las noches me haré un poco más pequeña. Cuando tenga el tamaño adecuado, puedes llevarme contigo”, dijo la Luna.

Y así, la Luna se hizo cada vez más pequeña, y más pequeña y más pequeña. Cuando la Luna tenía el tamaño adecuado, el Papá la tomó y bajó y bajó y bajó.

«¡Aquí está!» le dijo el Papá a Mónica: «He traído la Luna para ti».

Mónica saltó y bailó con la Luna. Ella la abrazó, jugó y la lanzó al aire. La niña estaba realmente feliz. Pero la Luna se hacía cada vez más pequeña, y más pequeña y más pequeña, hasta que finalmente, desapareció de sus manos por completo.

Una noche, Mónica se asomó a la ventana y vio aparecer en el cielo a una Luna delgada y plateada. Cada noche la Luna crecía y crecía y crecía hasta que se convirtió en una hermosa Luna llena. Mónica estaba muy feliz de ver la Luna nuevamente en el cielo.

Se termina la obra. Se cierra el telón. El público aplaude.