Hace un tiempo, un ser de luz me habló sobre Ho´Oponopono (hoponopono). La palabra casi impronunciable, pero hubo algo que no pude rechazar…

A veces nos resistimos a herramientas para relajarnos porque nos demandan tiempo, espacios silenciosos u otras técnicas que no seguimos. Con Hoponopono todo es diferente y creo que sería ideal aplicarlo primero con nosotros y luego en casa con nuestros niños.

El Hoponopono es una técnica de origen hawaiano, se basa en responsabilizarnos con nuestras emociones y la proyección de nuestras acciones. De corregir los pensamientos negativos ya hablamos en otro artículo. Aceptar esa idea es el primer paso para que la práctica del Hoponopono funcione. Cuando asumimos las cargas y dejamos que las cosas fluyan, cuando aceptamos, es entonces cuando comenzamos a sanar, con todo eso que creemos que nos sobra y que realmente forma parte como un todo de nuestro ser.

Debemos hacer un compromiso diario. Es muy sencillo y a medida que la incorporemos en nuestras vidas, se irá convirtiendo en una práctica. Se basa en la repetición de estas cuatro frases que funcionan como mantras:

Perdón

Lo siento

Gracias

Te amo

¡Sí! Ya sé que puede parecer insensato. Les invito a buscar bibliografías más completas sobre este tema. Hoponopono significa “corregir un error” y fue creado por el terapeuta hawaiano Dr. Ihaleakala Hew Len, quien curó a un pabellón entero de pacientes desequilibrados mentales sin siquiera verlos. Se centra en la idea de reprogramar el subconsciente para discernir los conflictos que nos atormentan.

Cuando practicamos con estos mantras ante una persona, un lugar, un acontecimiento, realmente lo que estamos haciendo es pidiendo a la divinidad que limpie en nosotros todas aquellas creaciones en la mente que están contribuyendo a que se proyecte un problema.

Sucede que amarse a sí mismo es la mejor forma de mejorarse a sí mismo y, en la medida que te mejoras a ti mismo, mejora tu mundo.

Siéntete libre de nombrarlas en el orden que desees, incluso de utilizar solo las que consideres en el momento. Siendo consciente entonces, de que la paz comienza conmigo y con nadie más he integrado esta maravillosa practica a mi vida, y la extiendo a ustedes que me leen, por el amor que somos.

Lucas, hijo mío:
A veces me desespero,
A veces lloro,
A veces te grito,
A veces pierdo la paciencia,
A veces te castigo,
A veces no tengo ganas de jugar,
A veces no tengo ganas de cocinar,
A veces le digo a papá que se ocupe,
A veces te pido por favor que pares,
A veces te comparo,
A veces quiero que hagas lo que otros niños,
A veces te exijo que hagas cosas porque ya “deberías”.
PERDÓN
Y siempre que experimento todos esos “a veces”, me siento culpable.
LO SIENTO
Porque eres lo mejor que me ha pasado en la vida,
Porque me enseñas,
Porque me das un propósito,
Porque me das fuerzas,
Porque me das motivos,
Porque me descubres las entrañas,
Porque me das lecciones de amor,
Porque no me juzgas,
Porque me amas,
Porque me haces feliz,
Porque me elegiste para ser tu mamá.
GRACIAS
Quiero que sepas que estoy aprendiendo,
Que no tengo todas las respuestas,
Que me equivoco,
Que tengo dudas,
Que quiero pensar antes de actuar,
Que quiero estar en calma para que tú lo estés,
Cada día mamá renace para estar en paz, para transmitirte paz.
TE AMO

No hay libros suficientes para transitar en la maternidad. Pero ya aprendí que siempre que me enfado, pierdo. Ya aprendí que puedo permanecer en el rol de autoridad sin ser autoritaria. Ya aprendí que el propósito de esa posición de ira surge para abolirla en mí.

En este camino no importa qué estrategias utilicemos para criar a nuestros hijos. Nada es mejor o peor. Cada uno hacemos lo que mejor sabemos. Haz lo que funcione y lo que mejor se acomode en tu hogar, pero hazlo desde el amor, porque solo así podremos salvarnos.